Son varios los caminos que provocaron esta muestra, pero el motivador principal fue una exploración personal para encontrar espacios de reflexión, identidad y coherencia.

Largas horas de observar las propuestas de la naturaleza y sus movimientos me generan el impulso de crear. Así, cortezas, ramas, piedras, musgos, aguas, pieles, colores, brillos, patrones y texturas, fueron captadas de forma intrínseca para rescatar singularidades.

Y desde cada postura efímera me encontré tentada a reproducir cualidades naturales en materiales ya conocidos, para, casi de forma lúdica, provocar la exploración y desafio de sus propiedades.

Cada propuesta se revela al origen plano y rígido del metal, se cortan y abren formas poco azarosas, se maduran morfologías, se impregna la impermanencia de la naturaleza, se identifican las formas orgánicas, para finalmente invadir y ocupar espacios.

Y quizás, sólo quizás, después del des.orden y el des.pliegue, aparece el equilibrio buscado para plasmar una identidad particular en cada obra.

Ana Rapela
Septiembre 2018